Ellos te mueven, te guían por donde quieren y cuando te das cuenta, no hay vuelta atrás, lo has perdido todo.
No sirve de nada llorar, limpiarte las lágrimas de la cara y fingir que no ha pasado nada, lo mejor es llorar, gritarle al mundo todos tus enfados, tus quejas y tus humillaciones y aun así levantar la cabeza, jamás escondas lo que sientes ni que eso te lleve el alma. Te enorgullecerás de ello.
No tengo miedo de perder lo que he construido, solo tengo miedo de jamas volver a tener fuerzas para empezarlo de nuevo.